sábado, 1 de septiembre de 2012

Presentacion


     

El territorio que hoy conocemos como México y América central fue el antiguo virreinato de Nueva España. En su tiempo, México ya fue una de las ciudades más grandes del mundo y Nueva España una de las colonias más ricas; a pesar de las restricciones al comercio con otros territorios americanos, restricciones exclusivamente políticas.

 La sociedad mexicana estaba dominada por las oligarquías peninsulares y criollas que dominaban el poder económico y político a través de la venta de oficios, excepto los cargos más altos, y de la venta de mercancías para la exportación. Gracias a la venta de cargos y oficios era abundante la presencia de criollos en la Administración, pero en el fondo había desconfianza hacia ellos y se les apartaba de los altos cargos, y cada vez más de los oficios en general. El poder político en el virreinato estaba dominado por los peninsulares (cachupines). Los criollos, sin embargo, formaban una potente burguesía mercantil, minera e industrial, y abogaban por el liberalismo en lo económico; que se fue convirtiendo, con el proceso revolucionario, en un nacionalismo antiespañol.

     En 1810 el virreinato de Nueva España sufre una crisis de subsistencia, debido a una serie de malas cosechas, y se extienden por todo el país rebeliones más o menos populares; sobre todo en las regiones más pobres. Al frente de estas rebeliones se ponen Miguel Hidalgo y José María Morelos. Sus reivindicaciones son un tanto vagas, pero pretenden reformas sociales, que suponen el fin del control español de la economía, y una independencia política, dominada por la oligarquía criolla. No pretende ser una insurrección popular, pero es el pueblo indio el que asume el grueso de la lucha, y convierte la rebelión en un conflicto contra los ricos. Para levantar a las masas se apela a la mitificación de la historia y al nacionalismo. Se consideran descendientes y herederos de los aztecas y de los primeros conquistadores.